El amor trasciende el egoísmo. Cuando amamos, la felicidad de la otra persona se convierte en nuestra propia recompensa. Ver una sonrisa en su rostro o saber que lograron un sueño nos llena el corazón. Este tipo de amor es generoso y empático; pone las necesidades y deseos del otro por encima de los propios sin esperar nada a cambio. Amar así significa compartir alegrías y consolar en los momentos difíciles, construyendo un lazo donde ambos crecen juntos. La verdadera magia del amor está en compartir la dicha y multiplicarla a través de pequeños gestos que iluminan la vida del otro.